Había una vez un brujo joven, atractivo, talentoso y rico que había decidido no enamorarse, ya que no quería comportarse como un idiota, como les pasaba a sus amigos.
Los amigos del brujo comenzaron a casarse y tener hijos, los cuales lloraban y hacían que el joven brujo se felicitara por la decisión que había tomado. No lloro cuando sus padres murieron, al contrario, se alegro ya que ahora el reinaría en el castillo. Guardó su mayor tesoro en el sótano y se entregó a una vida de lujo y desahogo. El pensaba que todos envidiaban su soledad, pero un día escuchó a dos lacayos hablando de él. Uno dijo sentir pena por su soledad, pero el otro preguntó riendo cual sería la razón de que un hombre con tanto oro y dueño de un castillo no consiguiera una esposa, lo que llegó al orgullo del mago. Por esto decidió casarse de inmediato con una doncella como ninguna otra. Para su suerte, al día siguiente en que decidió buscarla, una doncella que cumplía todas las características que él pedía, llegó a la región. El brujo comenzó a cortejarla, y sorprendió a varios por el cambio de actitud, y le dijeron a la doncella que había logrado lo que nadie antes. La doncella se sentía fascinada, y al mismo tiempo repelida por las atenciones del brujo, ya que jamás había conocido a un hombre tan frio y distante. Como los parientes de ésta pensaron que era una unión conveniente, aceptaron la invitación al banquete que el brujo organizaba en honor a la doncella. Durante el banquete, el brujo le dedicaba tiernas palabras a la doncella, palabras que les había quitado a poetas, sin tener idea de lo que significaban. La doncella reconocía que eran bellas palabras, pero no le gustaban, ya que pensaba que él no tenía corazón. El brujo sonrió y le dijo que lo acompañara. Ambos salieron del salón y se dirigieron a la mazmorra, donde él guardaba su mayor tesoro. En un cofre de cristal estaba el corazón del brujo, que estaba marchito y cubierto de pelo. La doncella se horrorizó al ver esto y le dijo al brujo que lo devolviera a su lugar. Éste, lo hizo, ya que sabía que tenía que complacer a la doncella. Abrió el cofre, se cortó el pecho y devolvió el corazón a su cuerpo. La doncella, feliz, le dijo que ahora podría conocer el verdadero amor y después lo abrazó.
Esa caricia, el susurro de su aliento y la fragancia de su cabello traspasaron como lanzas el corazón del brujo, pues el exilio en que había estado el corazón, lo había vuelto extraño, ciego, salvaje y con un apetito perverso. Los invitados comenzaron a preguntarse dónde estaría el brujo y la doncella, así que los buscaron por el castillo. Cuando llegaron a la mazmorra presenciaron un espantoso espectáculo.
La doncella estaba en el suelo muerta y con el pecho abierto, a su lado se encontraba el brujo, sosteniendo en una mano el corazón de la doncella, mientras lo lamia y juraba que lo cambiaría por el suyo. En su otra mano estaba la varita mágica, con la que intentaba extraerse el corazón marchito, pero el corazón peludo no quería volver al cofre. El brujo, dejo la varita y tomo una daga y, después de jurar que no se dejaría gobernar por su corazón, se lo saco del pecho. Por un momento quedo arrodillado triunfante, después cayó sobre el cadáver de la doncella y murió.
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Será q me puse sentimental? sencillamente hoy me parece lejano el día que adopté este cuento como mio, como el que me identificaba, porque en algún momento de mi vida me cerré a sentir. Sencillamente, hoy no me entiendo...
Fue una protección, seguramente. Pero hoy no se de qué me estaba protegiendo. Sentir, sentir lo que hoy siento, sentir como hoy siento, como hoy me siento, es algo q no hubiese querido evitar... No, es algo que hoy no quiero evitar.
El corazón peludo de este brujo hoy se está quedando calvo, y pide a gritos una oportunidad para regresar al pecho del que no debió haber salido. Por qué?, hay muchas razones, la primera, la mujer que en este último tiempo entró a mi vida, su presencia, su aliento cerca, la sola vision de su ser rondando al rededor hace que mi estomago de vuelcos, que tenga que contenerme para no saltar a su encuentro y tenerla entre mis brazos. El hecho de que me hubiese permitido entrar en su vida, abruptamente como seguramente entré, aleja de mi toda prevención, todo deseo de no sentir, porque lo que quiero, es sentirle cerca, sentirla real, saberla mia...
Una razón mas. Los acontecimientos recientes con mis amigas de la U. Hoy agradezco el hecho de tenerlas cerca, de sentirlas cerca, de sentir nuestros corazones cercanos, de saber que siempre habrá alguien con quien contar, y que correr en su auxilio no es, ni será una carga, ni un deber, solo un placer. Y no solo para defenderlas, ni para escucharlas, ni para molestarlas, ni para que me molesten, eso va en segundo lugar. Para que me sepan cerca, que siempre podrán contar conmigo. Mi ser, por si solo, acude y acudirá a su encuentro cuando sea necesario pues las quiero, se han ganado un lugar como piojos en este corazón peludo y le han traido un afortunado problema de alopecia.
Lo mismo sucede con mis amigos de mi infancia, los del cole, mis amigos del alma, a quienes supe tan lejanos pero sin sentir la necesidad de recuperarlos en realidad Bastaba cruzar unas palabras y unas copas para afirmar que todo estaba bien, que todo era como antes aun cuando sabía que no lo era. El hablar con ellos, el reirnos de pendejadas, el regañar, el aconsejarnos, o solo escuchar o leer sus palabras a través de los aparatos me hizo sentirlos de nuevo, sentir la necesidad de dejarlos entrar en el remodelado lugar del q nunca debieron haber salido...
Ya no escribo más, no creo haber estado literariamente brillante, ni mucho menos, pero queria escribirlo, dejarlo salir. Asi no habrán tentaciones de callar de nuevo.
Seguramente si me puse sentimental, pero y que!
